Guadalupe Rodríguez
Tradicionalmente, las mujeres iraníes se cortan el pelo en señal de luto. En las últimas semanas, este gesto se ha repetido en protesta por la muerte de Mahsa Amini, la joven de 22 años detenida por la policía de la moral por no llevar bien puesto el ‘hiyab’ y fallecida en prisión el pasado 16 de septiembre. Las tijeras han llenado las calles de Irán, pero también las redes sociales. El nombre de Mahsa Amini en persa se convirtió en uno de los 'hashtags' más compartidos en Twitter hasta que el Gobierno iraní clausuró el acceso a las redes sociales. Pero fue tarde. La pólvora de la protesta se ha extendido a todo el mundo bajo el lema “Mujeres, vida, libertad” ( “zan, zendegi, azadi”, en persa) y con el cabello suelto, el corte de pelo y el rostro de Mahsa Amini como símbolos de este movimiento.
Las protestas callejeras tras la muerte de la joven fueron reprimidas con violencia. Decenas de personas han muerto y cientos han sido detenidas. No obstante, contra el arte, las armas son inútiles. La influencia de su grito ha superado las fronteras de Irán y alcanzado otros países, desde Turquía a Alemania, desde Estados Unidos a Argentina, de Suecia o Grecia a España. Artistas de múltiples disciplinas y variados estilos se han sumado a este movimiento con la esperanza de que el arte ayude a las mujeres de Irán a ser libres.
Del arte urbano a Instagram
Desde que en 1979 se instauró en el país un régimen teocrático, el 'street art' ha sido para los jóvenes iraníes una de las vías de expresión que han utilizado contra la restricción de libertades y derechos, llenando las calles con mensajes a favor de la libertad y la paz. La rebelión de la juventud iraní ha teñido de color las calles, sobre todo a partir del 'movimiento verde' (también llamado 'primavera iraní'), surgido con motivo de las elecciones presidenciales de 2009. Ahora, el fallecimiento de Mahsa Amini ha detonado un movimiento gráfico militante que expresa así los sentimientos de una sociedad oprimida por sus leyes y la policía de la moral.
Ilustradores, diseñadores gráficos, fotógrafos o artistas digitales iraníes, tanto residentes como expatriados, como Ghazal Foroutan, Soolmaz Izadi, Mahdieh Farhadkiaei, Amirhossein Darafsheh, Atieh Sohrabi o Touraj Saberivand, prendieron la llama con imágenes que utilizaban elementos ya presentes de la cultura iraní, desde los colores de la bandera a la tipografía tradicional o el famoso edificio Libertad de Teherán.
Expansión internacional
Artistas de otros países no han tardado en tomar el relevo. El diseñador arquitectónico Tim Fu, perteneciente al estudio de arquitectura Zaha Hadid CODE de Londres, ha ideado una escultura monumental "inspirada por la feminidad y la valentía", que simula una cabeza con el pelo al viento.
La ilustradora infantil mexicana Margarita Sada también se ha solidarizado con las mujeres en Irán: "Una de las luchas más valientes que he visto, demandando sus derechos por medio de una protesta sin igual".
Y "22" es el título de la propuesta que ha compartido la acuarelista turca Hülya Özdemir en referencia a la edad de la joven fallecida.
"Al venir de un ambiente de refugiados, sé que la libertad no tiene precio. La libertad de expresión, la libertad de estudiar, etc. así que no tomemos como segura nuestra libertad en el primer mundo", escribe el joven rapero y artista Robin Reza, en la publicación de Instagram donde comparte el retrato de Mahsa Amani que ha dibujado y con el que envía su fuerza y amor a sus hermanos y hermanas en Irán. "Juntos somos más fuertes. Libertad para la gente".
Entre todos ellos, y a través de su aportación artística, están compartiendo una energía que se retroalimenta cada vez que se comparte una imagen en redes o se menciona el 'hashtag' #mahsamani, alimentando la esperanza de un cambio. El arte nos hará libres, se dice. En Irán, esa es su esperanza. Y el pelo suelto de una mujer se ha convertido en el símbolo de esa libertad.