Esta exposición pretende profundizar en uno de los centros reflexivos que ya el artículo, El espectáculo de la seduccion, en la revista Atepoli, adelanta: el cuerpo femenino como herramienta en la construcción de un espectáculo provocativo. Si bien los rostros de Nana se muestran artificiosos en su intención seductiva, lo cierto es que sus cuerpos recorren el camino expositivo para mostrarse cada vez más fantasiosos, hasta llegar a un extremo onírico y casi psicodélico. Ya la artista no se limita a ensanchar algunas partes de la anatomía o a jugar con el desorden de una mezcla poco natural, sino que también inserta sus figuras en un espacio irreal y se recrea con la multiplicación y/o con la saturación de colores. Es así como la fantasía pretendida a través de los cuerpos, se exagera y los desborda, inundando todo el alrededor, incluso, la percepción, cada vez más consciente de la falsedad del carácter comercial.