Los contenidos digitales y los soportes didácticos tienen un especial significado en este nuevo circuito museográfico, fruto del trabajo conjunto de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte y el equipo artístico del museo.
La nueva mirada del Picasso Málaga es fruto de una nueva negociación entre la Junta de Andalucía y la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso, renovado por tres años más con un total de 162 obras de Picasso que se suman a las 233 de la colección propia de la pinacoteca. Los responsables del museo lo explican así: "El Museo Picasso Málaga prosigue de alguna manera los pasos del artista, que no cesó de innovar su propio arte a lo largo de toda su vida". E insisten: "Mediante un recorrido temático y cronológico la nueva narración expositiva en el Palacio de Buenavista permite al visitante obtener un conocimiento más profundo de la trayectoria artística de Picasso, agrupando su obra de manera que posibilite la comprensión de sus procesos de trabajo".La nueva distribución de las salas exhibe ciento sesenta y dos obras de arte prestadas por FABA, algunas de las cuales nunca antes se habían exhibido en Málaga, así como a una innovadora disposición escenográfica en los espacios museísticos. Esta renovación contempla obras que alberga la pinacoteca en la actualidad y otras que regresan tras haberse mostrado en el museo con anterioridad, bien en la colección bien en exposiciones temporales. Se trata de cuarenta y cuatro pinturas, cuarenta y nueve dibujos, cuarenta obras gráficas, diez esculturas, diecisiete cerámicas, un tapiz y una plancha de linóleo. Así, entre las doscientas treinta y tres obras propias del Museo Picasso Málaga y estas ciento sesenta y dos de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte (FABA), la colección contará con casi cuatrocientas obras de Pablo Picasso fechadas entre 1894 y 1972, de las cuales ciento veinte se expondrán en el Palacio de Buenavista.
Permanecerán en el Museo Picasso Málaga durante otros tres años Las tres Gracias (1923), un gran lienzo en el que se muestra el Picasso más clásico y monumental, así como el icónico bronce Cabeza de toro (1942), realizado con el manillar y el sillín de una bicicleta. Todas ellas, junto al resto de las obras expuestas, conforman una narración expositiva que comienza por los años de formación y transcurre por los momentos más representativos de la trayectoria del artista.