Para este proyecto, ambicioso y multimedia, ha profundizado en la historia de Internet, realizando bocetos en los que retrata sus efectos transformadores sobre una sociedad aún sujeta a la evolución de la digitalización y del progreso tecnológico. El fruto de esas indagaciones lo presenta en forma de dibujos de formatos muy variados: murales, sujetos con alfileres o digitalizados, y unos y otros se completan con obras sonoras que procurarán al público una experiencia inmersiva.
Ha analizado Bauer la evolución de los ordenadores desde el nacimiento de las primeras computadoras hasta el presente y del impacto de su uso: le interesa fundamentalmente cómo la omnipresencia a día de hoy de los medios digitales en nuestras rutinas ha alterado nuestra percepción de lo real, de nosotros mismos como individuos y de la sociedad. El título de la exhibición, El régimen explosivo, procede de una teoría matemática que estudia la singularidad, y de hecho sus planteamientos los ha desarrollado en colaboración con expertos en otras disciplinas, como el músico Thomas Kuratli (Pyrit), autor de esos sonidos que acompañan los dibujos, o la escritora suizo-alemana Sibylle Berg (en el recorrido encontraremos referencias a GRM Brainfuck, novela suya publicada en 2019, como citas del libro en los dibujos o ciertos motivos tomados de su trama).
Bauer y Berg han mantenido, con ocasión de esta exposición, extensos diálogos sobre las múltiples huellas de la tecnología en nuestras vidas, sobre cómo se relacionan los temas de la novela y los manejados en “The Blow-Up Regime” y sobre los efectos a largo plazo de la pandemia de COVID-19; parte de esas conversaciones se han recogido en el catálogo de la muestra. Dicha publicación, por cierto, también cuenta con las aportaciones de Alan Emtage, quien era todavía un estudiante cuando ideó el primer motor de búsqueda en la Red en 1990 (Archie) y del informático Luca Maria Gambardella, director de IDSIA (Istituto Dalle Molle di Studi sull’Intelligenza Artificiale), un centro de investigación dependiente de la Universidad de Lugano y dedicado a la inteligencia artificial y la robótica.
El GASAG Art Prize se concede bianualmente a jóvenes artistas que en su trabajo conectan el arte con la ciencia y la tecnología; desde 2010 se otorga en asociación con la Berlinische Galerie, siendo los premiados autores vinculados a la escena creativa berlinesa. Está dotado con 10.000 euros y la realización de una exposición en este espacio, una muestra que ha de contar con obra nueva que pasa a formar parte de las colecciones de la Berlinische. En anteriores ediciones, el galardón ha recaído en Julian Charrière, Andreas Greiner, Nik Nowak, Tue Greenfort y Susanne Kriemann.