Lorenzo Márquez Rivero |
Pintura
Lorenzo Márquez Rivero: El Alma que Pinta Más Allá de lo Visible – Pionero del Surrealismo Emocional
Soy Lorenzo Márquez Rivero, y mi arte nace de lo que no se ve. No pinto lo que mis ojos alcanzan, sino lo que mi alma siente. Cada obra que creo es un testimonio de la resiliencia, una forma de transformar el dolor, la ansiedad y la incertidumbre en belleza, en emoción, en verdad.
Desde muy pequeño, la vida me puso a prueba. Una enfermedad temprana y una infancia marcada por experiencias difíciles moldearon mi sensibilidad y mi forma de ver el mundo. Aunque durante años seguí caminos que no eran los míos, mi pasión por las manualidades y el dibujo —mi refugio desde niño— nunca desapareció. Esa conexión profunda con el acto de crear, junto con una imaginación desbordante, me llevó a desarrollar un lenguaje artístico propio.
Así nació el Surrealismo Emocional, un movimiento que fundé para dar voz a lo intangible. Mis obras no buscan representar la realidad externa, sino explorar los paisajes internos: los sueños, los miedos, las ansiedades y las esperanzas que todos llevamos dentro. Cada pincelada es una extensión de mi experiencia personal, una forma de enfrentar la ansiedad crónica, la ceguera progresiva que hoy me acompaña, y los temores compartidos con mi compañera de vida.
Lejos de limitarme, esta condición ha afinado mi capacidad de sentir. Me ha enseñado a ver con el corazón, a traducir el mundo en formas y colores que conmueven el alma. Mis pinturas son invitaciones a mirar hacia adentro, a conectar con lo más profundo de nuestro ser. En ellas, cada elemento simboliza la dualidad humana: la fragilidad y la fortaleza, la oscuridad y la luz, el caos y la esperanza.
Adquirir una de mis obras no es solo llevarse una pieza de arte. Es abrazar una visión pionera, una forma de entender el arte como puente entre lo visible y lo invisible, entre lo vivido y lo sentido. Es formar parte del nacimiento de un movimiento que nace desde la autenticidad más pura y la conexión más honesta con la experiencia humana.
Te invito a explorar mi universo. A dejarte llevar por la emotividad que emana de cada trazo. A descubrir cómo el arte puede ser un faro en la oscuridad, una expresión de lo inexpresable y una fuente inagotable de inspiración.
MI PINTURA
La verdadera visión no radica en los ojos, sino en la capacidad de sentir más allá de lo evidente.
Soy un artista visual con discapacidad visual, y pinto desde un lugar donde la vista no alcanza, pero el alma ve con claridad. Mi obra nace de emociones que arden, de heridas que el tiempo no cerró del todo, y de paisajes internos que he aprendido a habitar con los sentidos que la vida me dejó. No represento lo que está afuera, sino lo que late adentro. Pinto memorias sin rostro, intuiciones que tiemblan, y silencios que piden ser escuchados.
A este lenguaje lo llamo Surrealismo Emocional, porque no sigue reglas ni escuelas: nace del impulso crudo de sentir. Cada trazo es un latido, cada color una grieta abierta o una esperanza que asoma. No pinto para agradar. Pinto para liberar. Para tender un puente entre mi oscuridad y la de quien mira. Porque si alguien se reconoce en mi caos, aunque sea por un instante, entonces el arte hizo lo que tenía que hacer: nos encontró.